INTRODUCCIÓN
PERSONAIMAGEN
En los últimos años, con el desarrollo de la imagen on-line, se transformado por completo nuestra relación con las imágenes. Las imágenes se han convertido en un lenguaje, tienen una dialéctica propia. Ahora dialogamos con imágenes.
En la novela de George Orwel, el Big Brother tenía el control sobre las palabras, eliminaba palabras como medio de control del discurso social, si no hay palabra para denominar una realidad, esta cae en el olvido porque se elimina su medio para formar parte del discurso social. Ahora las imágenes constituyen un nuevo lenguaje. Los imaginarios colectivos dominan el discurso social. Estos imaginarios tienen la cualidad de familiarizar al sujeto con realidades, de forma que el espectador lo normaliza y por sentada esa realidad.
El contenido visual cala con mayor fuerza en nuestra memoria, a diferencia del texto, la imagen, no necesita someterse a un proceso de reflexión, sino que entran como un mísil y se graba en nuestro disco duro, pasando a formar parte de nuestra base de datos.
Por lo tanto, la profundización en el pensamiento a través de las imágenes debe partir de una predisposición y esfuerzo reflexivo por parte del individuo. No es algo natural sino requiere un acto de voluntad. Las imágenes tienen la capacidad de configurar la conciencia colectiva de la sociedad.
Por otro lado, las imágenes se construyen apelando a las emociones. Las emociones constituyen un nivel prerreflexivo, semiinconsciente. Las emociones son subjetivas, situacionales y volátiles. La aceleración, propia de la realidad on-line, de la comunicación digital, favorece la emocionalidad. A diferencia del sentimiento, la emoción tiene una temporalidad corta, es repentina, es fugaz. La emoción es performativa, es decir, remite a acciones.
Otro aspecto que no favorece a que la persona tenga mayor soberanía frente a las imágenes es el bombardeo constante, la pantalla caleidoscópica de la que habla Fontcuberta, esa pantalla múltiple y cambiante. Que hace que el individuo este sometido a un exceso de estímulos que dificultan la concentración en un aspecto concreto, dificulta la profundización.
Por otro lado, con el desarrollo de la web 3.0 y todo el tema de las cookies, la realidad virtual, con la que topa el sujeto, esta construida a partir de los datos obtenidos sobre sus gustos, preocupaciones etc. Es decir, todo lo que le rodea es de su agrado, se convierte más idéntico a si mismo. En este sentido, la persona no se topa con un conflicto, como una realidad ajena, que le permita obtener una visión más amplia, que implique una reflexión sobre estos aspectos que damos por sentados. La realidad que se nos presenta vía online esta tremendamente filtrada. Pero no es un filtro consciente como el del pensamiento crítico sino un filtro externo e impuesto.
Los datos de las personas se han convertido en un enorme capital, que permite trazar diferentes perfiles y comercializar con ellos. Dentro del Big data se han establecido una jerarquía de clases en función de cuan rentable puede llegar a ser para las empresas determinado perfil. La posesión de datos permite un enorme poder frente a la persona. Permite la adaptación a un perfil muy concreto, no solo saben tu opinión respecto a determinados aspectos, sino tus rutinas, tu nivel de ingresos etc.
Todos estos aspectos, combinados con la falta de desarrollo del pensamiento crítico, suponen una gran vulnerabilidad para el individuo. Por ello, la propuesta se centra en el desarrollo del pensamiento crítico como medio para obtener mayor soberanía respecto a las imágenes.
"Las imágenes en el fondo formatean nuestra conciencia". Joan Fontcuberta