CONSTRUCCIÓN DE IMAGINARIOS
PERSONAIMAGEN
Una imagen, por sí sola, tiene mucha fuerza. Pero, para que una idea realmente cale en la conciencia colectiva es necesaria la construcción de imaginarios.
Estos imaginarios actúan como un cuentagotas que poco a poco van empapando nuestra conciencia. Si el espectador no interviene de manera consciente, los imaginarios, de forma constante pero sigilosa, consiguen que el individuo se familiarice con una realidad, que la normalice y que de por sentada su existencia, sin cuestionarla, como que la persona respira.
Debido a la inmutabilidad del sujeto, estos imaginarios, van conformando nuestra subjetividad, sin ser aceptados de manera consciente.
Un ejemplo equiparable a esta realidad es la composición de una biblioteca. Esta biblioteca representará en cierto modo la subjetividad. Su proceso de configuración se puede realizar de distintas maneras.
Una opción, sería a partir de la lectura y el estudio, seleccionando de manera consciente y meditada según unos intereses y preocupaciones concretos.
Sin embargo, se puede tener esa misma biblioteca, pero con un proceso de configuración tremendamente distinto. A partir de libros heredados, que han sido admitidos , pero sin llegar a ser aceptados. La aceptación supone conocimiento y discernimiento, una voluntariedad. Implica adoptar como propio lo ajeno, transformando la relación con esos libros.
Otra posibilidad sería, que esa biblioteca, se formase a partir de las colecciones que acompañan a los periódicos. Esta posibilidad se puede dar a partir de dos razones de ser.
La primera, cuando el interés del sujeto reside en la compra del periódico. A partir de su constante y reiterada compra se va haciendo con la colección.
La segunda, sería aquella en la que el interés del sujeto no fuese el periódico sino la colección en sí misma. En este caso, también considero que sería interesante establecer una distinción, entre quien realmente lee esos libros y quien no. El que los lee, iría efectivamente profundizando en cada uno de ellos, pero sus lecturas estarían siendo guiadas por un agente externo. Otro caso distinto sería, la persona cuyo interés en la colección no va más allá de su apariencia, de lo bien que queda esta colección en mí salón. Puede que llegue a leer el resumen que hay en la contraportada, trazando una idea general de lo que el libro expone. Pero, aun así, estaría degradando toda la riqueza de contenido, aboliendo toda sutileza que, en su manera de relacionarse con el libro, le resulta imperceptible.
En el ensayo Elogio de la duda, de Victoria Camps, se explica la construcción del imaginario catalán TV3, la nostra… (Camps, 2016) Muchos catalanes independentistas realmente habrán reflexionado respecto al tema catalán y tendrán sus razones fundamentadas de por qué persiguen este interés; pero sin embargo otro tantos se posicionaran de la misma manera, sin haber hecho esta reflexión previa, sin haberse parado a pensar antes, acogiéndose a un discurso ajeno, pero sin haberlo hecho suyo mediante la reflexión y la deliberación.
En lo que respecta a la transmisión de imaginarios, el individuo juega un papel fundamental, dándoles visibilidad dentro de determinados sectores de la red y de su propia burbuja, a las que quizá de otra forma no tendrían acceso, y contribuyendo a la constancia del flujo de imágenes, aumentando la eficacia del cuentagotas que antes comentábamos. Este tema lo trataremos más a fondo en el epígrafe destinado a la transmisión de la imagen.
Sin embargo, la responsabilidad social individual, respecto a los imaginarios, va más allá de su transmisión. Los individuos contribuyen activamente, de forma consciente o consciente, en la retroalimentación de un determinado imaginario.
Toda imagen, debido a su etimología, representa o refiere a una realidad. En mayor o menor medida, con mayor o menor eficacia, pero toda imagen es contenedora de una idea, en este sentido. Es decir, dentro de la etimología de la imagen está el carácter simbólico.
Por ello, las imágenes se pueden clasificar en imaginarios. A pesar de que no estén producidas deliberadamente como elemento constituyente de un imaginario concreto, contribuyen a su retroalimentación.
En estos imaginarios es donde las imágenes realmente adquieren su soberanía. Porque configuran el discurso social. Las imágenes de forma aislada transmiten una puntualidad. Pero cuando se conglomeran, adquieren otra temporalidad, y pasan a formar parte de una línea discursiva concreta, adquieren un sentido dentro de un ideal.
Son las imágenes las que constituyen los imaginarios. Las que dominan el discurso. Las que pautan los tiempos. Las que recalcan ciertos aspectos, atenúan otros. Jerarquizan distintas ideas, y al mismo tiempo, diferentes elementos de esas ideas.
En tanto y cuanto estas imágenes forman un imaginario, adquieren mayor o menor visibilidad dentro del colectivo social. Es decir, obtienen una mayor o menor importancia dentro del discurso social. En palabras de Victoria Camps “(…) imaginario colectivo que determina la manera de pensar, sentir y estar en el mundo de los miembros de una sociedad determinada”.
Esto resulta preocupante, teniendo en cuenta que los medios de comunicación se encuentran en manos de grupo reducido de personas. La oligarquía en los medios supone, en cierto modo pauta, una oligarquía en el discurso dominante de la sociedad. Si desde los medios se abole un determinado imaginario este queda abolido, en gran medida, de la conciencia colectiva.
Si es cierto, que con el desarrollo de la era digital y las redes sociales, este aspecto se ha atenuado. Sin embargo, en la red, se construyen "ecosistemas personales" , nos rodeamos de lo igual, dificultando que se de el encuentro con imaginarios para nosotros ajenos.
1. Admitir en el sentido de no impedir.
2.Ecosistemas personales, termino acuñado por Juan Martin Prada.